Hoy llegué a casa después del trabajo y mi gata -la blanca- había cazado una calandria. Encontré al pájaro tirado en el balcón.
Hoy la odio.
No quiero que duerma arriba mío.
No quiero escucharla.
La encerré un rato en el baño. Está castigada, y no sé cuántos días mas me dure el enojo.
No quiero ni verla... Si miro mucho su carita, seguro me de lástima y la perdone...
Hace 11 meses